domingo, 30 de enero de 2011

¿Qué? ¿Que quieren otro caso? ¡Avanti!


Pasados ya algunos años desde que abrí mi consulta imaginaria, por ella han pasado personas con todo tipo de trastornos y problemas de la más diversa índole psicológica, cada una de las cuales he atendido gustosamente (unas más gustosamente que otras, todo hay que decirlo). Con el tiempo uno va cogiendo experiencia y kilos de más, siguiendo una marcada proporción kilo-experiencia.

Y es que, como diría Van Hannouffer, un prestigioso autor Holandés padre del neopostclásico-conductismo-psicoanalítico de vanguardia: Las gallinas ponen huevos. Lo sé querido lector, yo tampoco entiendo lo que pretendía enseñarnos el bueno de Van. He aqui una foto del Doctor Van Hannouffer:


Uy, no, me he equivocado.
Obviamente este no es el Doctor.
¿Cómo iba a ser así con ese color?



Este es el verdadero Doctor. El rojo no le pegaba nada.

A lo que iba. Estando pues en mi despacho, me puse a hacer balance sobre algunos casos curiosos que han ido pasando por él, algunos de los cuales ya han podido leer en este blog. Recuerdo por ejemplo el caso de M. que vino a consulta con un "Episodio mixto" de manual y que creía que era un sandwich de jamón y queso (el también conocido como "Episodio Bikini"). También recuerdo el caso de J. un exhibicionista invertido que se paseaba por un pueblo nudista vestido con cuatro capas de ropa causando el revuelo general. El caso de Juan el Parlanchín (del que ya os he hablado anteriormente), el mudo del barrio que en realidad sólo sabía pronunciar la H etc. Todos ellos tratados con un gran éxito terapéutico.

Pero me vino un caso particular a la mente, el caso de R de C. R de C vino a consulta presentando, según él, los siguientes síntomas: opresión del tórax, mareos y vértigos constantes, temblores continuados y "como pequeñas sacudidas eléctricas". Además de un grave problema de expresión emocional. A continuación, transcribo parte de la entrevista que le realicé aquel caluroso mes de Enero.

- Me ha parecido entender que dice sentirse utilizado, R de C, ¿es así?

- Efectivamente, doctor. Se aprovechan de mí, les hago la cena, el desayuno, la comida a toda la familia y luego no me dan ni las gracias. Ven que lo paso mal, que le doy vueltas a todo, que paso calor y tiemblo, pero no aprecian lo que hago por ellos. Y lo más cruel es que no puedo decírselo, algo en mi interior lo impide...

-Y esto, ¿desde cuando le sucede?

-Desde que me instalé en casa como quien dice, yo no he nacido en esa familia pero me acogieron como si fuera uno más hace unos años...

-Comprendo. Y los síntomas físicos que dice sentir, ¿le ocurren siempre que prepara la comida para la familia?

-Sí, desde el primer día. Pero yo lo hago con cariño y amor, nunca me ha importado hacerle la comida a mi nueva familia. Sólo pido que, de vez en cuando, me den las gracias por ello y me traten con algo de cariño. Es como si sólo esperaran de mí eso. Siento un vacio frío en mi interior...

-Pero, por lo que me cuenta, ¿es usted una especie de sirviente?.

- En realidad somos muchos en casa, es una familia de alto poder adquisitivo. Cada uno tiene sus funciones, siempre buscando el bienestar de la familia, pero unos están mejor tratados que otros. ¡Yo sólo quiero que reconozcan mi labor!

-Entiendo...¿y no se lo ha dicho nunca a la familia?

-No, no puedo. Es como si no estuviera programado para expresar mis sentimientos, por eso estoy aqui. Bueno, y por recomendación de Juan el Parlanchín.

- Ajá... Bueno, R de C, déjeme pensar una explicación en base a mi amplia experiencia clínica, mi gran capacidad deductiva y mi buscador de Google.

- Quedo a la espera de su respuesta Doc...

(Silencio. Ruido de teclear. Pueden aprovechar para ir al baño)

- .... Le doy a "Voy a tener suerte"... esto no es, esto es porno y... ¡ya! creo que he detectado cuál es su problema. Dice que sus síntomas son: mareos, temblores, sacudidas eléctricas, calores extremos y una clara incapacidad para expresar sus sentimientos, ¿es así, señor R de C?

-Así es.

-Ya tengo su diagnóstico: es usted un robot. Y voy más allá, realizando un exhaustivo diagnóstico diferencial, puedo afirmar con rotundidad y un intérvalo de confianza del 95% que es usted un robot de cocina. Eso explica todos sus síntomas y el enchufe que le cuelga de la oreja.

-¿Soy un electrodoméstico?

-Si, es raro que no me hubiera dado cuenta antes de que me encontraba frente a un robot de cocina. Yo me hubiera ahorrado tiempo y usted 120 euros. Tal vez tendría que empezar a mirar a los pacientes mientras les entrevisto. Bueno, pues esto ya está. No sé a usted pero a mi cada vez que resuelvo un caso me entra hambre y mire qué tarde es ya...es casi hora de comer...

(Tenso silencio)

-Doctor, me está asustando ¿por qué me mira con esa cara? ¿Qué está haciendo? ¿Y esa carne picada? ¡No toque ese botón que me mareo! ¡¡¡noooooooo!!!

(Varios minutos después)

- Bueno, curarle no le he curado, pero hace unas albóndigas tremendas, R de C.

- (Aún tembloroso y con restos de tomate) Gracias, al menos, usted me lo agradece. Le diré a mi hermanastra, L, que se pase a verle.

- ¿Y qué le pasa a su hermanastra?

- Dice que siempre está dando vueltas a las cosas y que siempre le toca a ella lavar los trapos sucios de la familia...

- Interesante. Que venga, que venga....



"Doctor, es terrible, mi hermano cree que es una gallina! "
"Traigalo, yo le curaré"
"Lo haría, pero es que necesitamos los huevos"
(W. Allen)


Hasta la próxima.

1 comentario:

Carmen Mas Tous dijo...

Gracias.....vienen bien unas buenas risas en un domingo de estudio!!!!!