La huida

Tenia que huir de esa celda y aclararlo todo. Repare en que el suelo era de un material relativamente facil de escarbar y repare tambien en la cuchara grande y brillante con la que comiamos la sopa. Lo vi claro desde el principio -habia visto muchas películas de fugas-. Cuando fui a coger la cuchara, cerre la puerta de mi celda que se habian dejado abierta y sin vigilancia tras la salida del Serpiente y me puse a diseñar mi plan de fuga.

Cada noche iba escarbando un poquito con la cuchara y durante esos dias la sopa me sabia incomprensiblemente a tierra. El plan avanzaba lento pero yo no desfallecia. Solo una vez me dio un bajon animico al comprobar que debajo de la cama habia un pico y una pala envueltos en una sabana junto a una nota un tanto criptica y desconcertante: “Espero que te sirvan. Firmado: El Serpiente”. No sabia muy bien que queria decir el Serpiente pero me di cuenta de que habia perdido un tiempo precioso con la cuchara. Comer la sopa con la pala era mucho mas rapido, la comida no sabia tanto a arena y el tiempo que me ahorraba comiendo la sopa con la pala lo podia ganar para seguir escarbando con la cuchara.

Tras nueve meses de excavaciones, el tunel parecia lo suficientemente largo como para poder escapar. Lo deje todo preparado para esa noche y organice una fiesta de despedida con los guardias y el resto de presos. La fiesta tuvo un sublime exito de asistencia. Aun recuerdo a todos los guardias borrachos bailando conga o abrazados a los presos en plena fase de exaltacion de la amistad. Embargado por la emocion de tener que abandonar ese lugar donde tantos amigos habia dejado, cerre la puerta de mi celda que de nuevo se habian dejado abierta, y me dispuse a meterme en el tunel.
Despues de dos horas sorteando los esqueletos de otros presos que habian intentado mi misma huida, vi la luz de la noche en un inmenso prado verde. Era libre. Y tenia multitud de dudas y de deudas pendientes por resolver.

Fragmento de "El dia despues" by Alfonso Morillas